..........................Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les preguntó:
–¿Qué estáis buscando?
Ellos dijeron:
–Maestro, ¿dónde vives?
Jesús les contestó:
–Venid a verlo.
Fueron, pues, y vieron dónde vivía; y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. Lo primero que hizo Andrés fue buscar a su hermano Simón. Le dijo:
–Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).
Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús, y cuando Jesús le vio, dijo:
–Tú eres Simón, hijo de Juan, pero serás llamado Cefas (que significa: Pedro).
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
Oh Padre de bondad :
Nuestros Santos Padres Fundadores,
al fundar el « Nuevo Monasterio »
se propusieron seguir en el desierto a Cristo pobre.
Por eso buscaron vivir el Evangelio
siguiendo la Regla de San Benito en toda su pureza.
Y Tú diste a Bernardo de Fontaine
el don de hacer interesante y atrayente esta nueva forma de vida
con la alegría del Espíritu Santo.
Concédenos hoy vivirla intensamente -a imitación suya-
con espíritu de paz, de unidad, de humildad
y, sobre todo, de caridad que supera todo don.
Que haya de nuevo hombres y mujeres de nuestro tiempo
que se sientan llamados a la vida monástica siguiendo el Evangelio,
al servicio de la misión de la Iglesia en un mundo que te olvida.
Acuérdate, Señor, de Cîteaux a donde llegó Bernardo con sus compañeros :
Que los hermanos que viven en este lugar
se sientan llevados por el impulso fundador y generoso de los orígenes.
Acuérdate, Señor, de cuantos viven el carisma cisterciense, mujeres y hombres.
Acuérdate, Señor, de todas nuestras comunidades
extendidas por el mundo,
de las que envejecen y de las que están surgiendo:
Para que no pierdan el valor en el mar de las pruebas,
impúlsales a dirigirse a Aquella
a la que San Bernardo nos pidió mirar e invocar como a Estrella del mar, María.
Padre Santo, hemos recibido tanto de ti :
danos tu bendición para que las comunidades crezcamos en número
y, sobre todo, en sabiduría y gracia para tu gloria.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo,
que es Dios y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Amén.